El amor que perdura es el que no es factible.
Es aquel que no se concreta en besos, abrazos, ni encuentros diarios.
El amor que no se agota es el de los opuestos, el de los imposibles, aquel que solamente se alimenta del anhelo o del recuerdo.
El amor factible deja de ser arte cuando la repetición es constante, cuando todo se convierte en rutina y ya nada sorprende.


Pero el amor inefable surge cada vez de manera diferente. Los sucesos cambian constantemente en nuestra mente. Somos creadores y el anhelo no consumado es la fuente de inspiración inagotable.


¿Realmente murió Beatriz?
¿Se acabó el amor de Dante?
¿La belleza de Laura fue sepultada?
¿Petrarca se cansó de su poesía?


Una y otra vez... lo efímero re lo que perdura.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Renascence

Vive

Dos de junio