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Mostrando entradas de diciembre, 2015

El objeto estético

Un objeto no es enteramente estético sino hasta que un receptor entra en juego. Aquel día eras un muchacho de hermosos ojos verdes. Aquel día eras un joven cargando a una tierna niña. Aquel día eras el desconocido de la hermosa sonrisa... Aquel día en que temí perturbar tu tranquila aura, mi necia mirada quiso transformarte en poesía. Y mi obstinado corazón quiso componerte una sinfonía. Y mis manos quisieron ser pinceles para inmortalizar tu peculiar fisonomía. Y mis neuronas se negaron a funcionar... sin embargo, sucedió algo particular: En el momento en que no pude dejar de mirarte, dejaste ser aquel chico de la esquina y te convertirse en una obra de arte.
El amor que perdura es el que no es factible. Es aquel que no se concreta en besos, abrazos, ni encuentros diarios. El amor que no se agota es el de los opuestos, el de los imposibles, aquel que solamente se alimenta del anhelo o del recuerdo. El amor factible deja de ser arte cuando la repetición es constante, cuando todo se convierte en rutina y ya nada sorprende. Pero el amor inefable surge cada vez de manera diferente. Los sucesos cambian constantemente en nuestra mente. Somos creadores y el anhelo no consumado es la fuente de inspiración inagotable. ¿Realmente murió Beatriz? ¿Se acabó el amor de Dante? ¿La belleza de Laura fue sepultada? ¿Petrarca se cansó de su poesía? Una y otra vez... lo efímero re lo que perdura.

Eres

Eres aquella silla de la esquina Eres aquella mirada perdida Eres las manos que sujetaban a la pequeña niña Eres la mirada dulce que le dirigías a la inocencia Eres la hermosa sonrisa sincera Y después de todo...¿Quién eres, desconocido? ¿Qué eres extraño mío? ¿Cómo fue que de una incidental confluencia, que de un acontecimiento cotidiano, surgió una colisión... un desbordamiento de sentimientos...una certeza de que no todo está muerto? Quizá no eres lo que yo creo. Quizá sólo eres aquel recuerdo de un momento. Tal vez eres solamente la inspiración de un ideal que estoy creando. Eres aquello que yo creo que eres.
Aciertos y errores por igual me llevaron a aquella fantástica casualidad. A veces, cuando me da por pensar que tomé un camino equivocado, cambio de opinión al darme cuenta que por todo ello debí haber pasado, si con eso llegué al punto de haberte encontrado...

Tal vez

Tal vez sí. Tal vez sólo fuiste una pequeña irrupción en mi vida. Tal vez sólo fuiste un evento no extraordinario, un acontecimiento secundario. O más bien, fuiste un acontecimiento ordinario al que yo le encontré significado. Probablemente fuiste un solo momento. Quizá eres más una chispa de inspiración, que la esperanza de un reencuentro. Y a pesar de todo... ya lo entiendo. Lo que debe ser, será. Si hay una segunda oportunidad, te juro que la sabré aprovechar. Pero si sólo fuiste un instante, entonces, con mucho cariño te he de recordar.

El grado cero

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He tenido este tipo de sensaciones antes, y aun así, nunca es igual. Cada vez se abre la posibilidad de un nuevo comienzo, de un renacimiento. Porque cada vez es como empezar desde cero, Como ver cada cosa con detenimiento. Es como respirar por primera vez, oler por primera vez, sentir por primera vez. Deja de importar el pasado. La vista ya no mira hacia atrás, sino hacia enfrente Y ahora, todo lo que recuerdo son tus ojos verdes. ¿Ya lo ves? ¿Como un pequeño instante puede cambiarlo todo?

Si...

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                                                         Si me hubiera levantado   Si hubiera cruzado ese umbral de lo desconocido Si hubiese controlado mis piernas y mi pensamientos Si te hubiera hablado. Quizá me habría dolido el corazón, quizá habría tenido una gran decepción Pero ahora no lo sé Quizá fue mi única oportunidad Quizá se me da bien rechazar los buenos momentos Pero ojalá, ojalá, ojalá... Si los deseos se cumplen, si los caminos se vuelven a cruzar si todo esto es un eterno círculo en movimiento entonces por favor...quisiera volverte a encontrar.

Deconstrucción

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Un día más. Una hora menos. Aquel día sólo era la continuación del anterior. Todo era tedio y desesperación. Y de pronto... una irrupción. El día se fragmentó. Ocurrió una explosión. Llegaste justo aquel día. Justo en aquel momento. Ocurrió un encuentro que  pudo no haber sucedido. Pero una suerte de causalidades provocó el mejor de los accidentes. Y ahí estabas tú continuando tus planes sin tener ningún atisbo de lo que  a tu alrededor habías provocado. Y ahí estaba yo, sin poder contener lo que dentro de mí se desbordó. Y fue entonces, cuando por fin pude comprender porque tan sólo un instante, un pequeño cambio de planes un sí o un no, una insignificante decisión, cambian una línea recta por una oblicua, un barullo por una melodía, el caos por belleza Porque todo cambia, porque nada se mantiene. El porqué este tipo de accidentes son los que deconstruyen la vida. El porqué una ilusión cambia la simple sucesión de hechos en un nuevo universo. Y ahora