Teníamos una cita. Dijiste que aquella noche dormiste poco porque pensabas en cómo sería el otro día, que constantemente despertabas con el corazón alborotado, emocionado por lo que pasaría. Yo no tenía idea. Había hecho algunos planes por la mañana que retrasaron nuestro encuentro, pero me esperaste con paciencia y nos dirigimos al lugar acordado. Es un lugar de tu pasado, uno en el que fuiste muy feliz, según me has contado. Entramos, y poco a poco sacaste tus memorias; las expusiste frente a mí y cada rincón tomó vida, cada espacio se convirtió en una historia. Tus ojos brillaron y mientras hablabas, pude notar el amor con el que recordabas aquella parte importante de tu vida. Estabas tan feliz, y ahora yo era parte de esa parte de ti. Tu presente y tu pasado se habían reunido. Caminamos de lado a lado, me contaste anécdotas, generalidades, curiosidades, detalles de tu yo de hace algunos años. Terminamos el recorrido y, cansados, nos sentamos sobre el pasto, frente a una ...
Comentarios
Publicar un comentario